FACTOR URBANO

Cities & Communities

Anillo Interior de Santiago. Primera década y desafíos de sustentabilidad.

Por Roberto Moris

Revista CA, Ciudad y Arquitectura. Nº 151, Otoño 2013. Movilidad

Cumpliéndose ya más de diez años de la formalización del Anillo de Interior de Santiago (AIS) como proyecto Bicentenario, parece ser un buen momento para revisar su desarrollo y vislumbrar algunos de sus desafíos. Este artículo destacará las claves de su implementación haciendo foco en los factores que dan cuenta de las transformaciones producidas en el área.

El AIS corresponde al territorio asociado al ferrocarril que había circunvalado a la ciudad tradicional del siglo XIX, a los corredores industriales, al ex Aeropuerto Cerrillos y al Cerro San Cristóbal. Esta zona de aproximadamente 3.000 hectáreas ha vivido un intenso proceso de reconversión e intensificación de usos, detonado en parte por la declaración en 2001 del Plan Estratégico Anillo Interior de Santiago como proyecto emblemático del Bicentenario de la República. El plan AIS privilegiaba la interacción de iniciativas públicas y privadas orientadas a revertir el deterioro y la obsolescencia funcional que afectaba a este territorio.

La conexión con la historia de la ciudad

La iniciativa se instalaba desde la convicción de que las claves del futuro de la ciudad estaban en la comprensión de sus activos históricos e identitarios. Esta comprensión que venía siendo abordada y estudiada por la Universidad Católica (G. Munizaga, J. Rosas, F. Vergara, H. Muhr, entre otros), fue catalizada por el estudio de grandes vacíos interiores realizado por R. Moris y M. Reyes, presentado en 1999 como proyecto de título de Arquitectura[1]. Esta tesis proyectual proponía un plan estratégicos, planes barriales y proyectos detonantes para el área central de la ciudad a partir de la revalorización del cinturón de hierro y sus áreas adyacentes.

El plan AIS revisitaba el ferrocarril que había introducido un sistema de movimiento a la ciudad del siglo XIX, el cual en palabras de José Rosas[2], “había permitido democratizar la ciudad dándole accesibilidad y continuidad a la ciudad republicana, transformándola en una ciudad de la primera etapa del desarrollo industrial”. La propuesta ponía sobre el tapete el valor de persistencia de esa estructura, ya obsoleta a fines del siglo XX.  Si bien la comuna central había iniciado un proceso de renovación urbana en los noventas, la mayoría de las comunas pericentrales no mostraban indicios de activación. Las áreas ferroviarias, antiguas industrias, grandes equipamientos y barrios residenciales se reconocían como espacios singulares o terrain vagues, que podrían ser resignificados.

En el contexto de crecimiento en expansión y aumento de demandas de infraestructura y equipamiento, estas áreas tenían el potencial de conformar un sistema de subcentros metropolitanos para esta ciudad de mayor escala. Si bien la experiencia del Plan de Repoblamiento en la comuna de Santiago había demostrado que se podían reactivar inmobiliariamente ciertas zonas, la ciudad requería de más centralidades y  de la renovación de barrios, no solo nuevos edificios en altura. El Anillo se entendía como la posibilidad de explotar la rica diversidad de estos barrios, la disponibilidad de predios de mayores dimensiones y rescatar valores patrimoniales potenciando sus ventajas de localización.

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Ilustración 1: Anillo Interior de Santiago y sus barrios emergentes. Fuente: Elaboración propia

En el año 2000 con el objeto de sociabilizar la propuesta en la UC se conformó una comisión liderada por Hans Muhr que peregrinó ante universidades, organizaciones ciudadanas, empresarios, entes políticos y autoridades públicas. La Reforma Urbana anunciada por el Presidente Lagos en mayo 2001 terminó por generar el escenario propicio para proponer una visión de ciudad y no solo un listado de proyectos para el Bicentenario. El Presidente conocía “lo que hizo Vicuña Mackenna para la ciudad de su época”, como también el trabajo de Juan Parrochia y su equipo al planificar el Anillo Américo Vespucio a 50 años del Centenario[3].

La gestión urbana siguiendo los tiempos de la ciudad

Si bien la propuesta inicial planteaba una gestión de carácter intercomunal, donde lo sectorial quedaría supeditado a la integración de una visión estructural y propuestas locales, el proyecto se inició bajo el alero del Ministerio de Vivienda y Urbanismo MINVU y el Directorio Ejecutivo de Obras Bicentenario. Este modelo de liderazgo presidencial (R. Lagos), ministerial (J. Ravinet y V. Serrano) y regional (S. Galilea y M. Trivelli) permitió el avance en la producción de estudios y diseño de proyectos. Entre los años 2002 y 2006 la gestión del plan contó con financiamiento directo, periodo en el cual universidades, municipios y consultores participaron activamente[4].

Junto a los cambios en la institucionalidad de la gestión de proyectos urbanos en general y de las obras Bicentenario en particular, desde 2007 se vio una menor visualización del plan y una predominancia de las obras emblemáticas. Esta nueva fase de obras es un interesante caso de estudio de contraposición de tiempos de implementación, modelos de gestión y percepción del avance.

En cuanto a la implementación, cabe mencionar que una iniciativa de estas características debe ser capaz de articularse con los tiempos de transformación de la ciudad y ser medida en esa escala. El plan AIS como plan-proyecto de décadas más que de años, requiere de una permanente evaluación, calibración y actualización. En un contexto de gobiernos y metas de cuatro años, los cambios estructurales deben ser a través de acciones incrementales. La experiencia del Anillo indica que los primeros años fueron fundamentales en el análisis, diseño y toma de decisiones que condicionarían el desarrollo del área. Los nuevos estudios de La Chimba y Patronato que se enfocan en la escala de barrio podría significar una incipiente nueva fase.

El plan AIS originó todo un movimiento intersectorial donde la gestión urbana y la forma de realizarla fue tema central. El modelo de liderazgo MINVU significaba que éste se encaminaba hacia la planificación de inversiones y la gestión intersectorial, lo cual no había sido su orientación en las décadas anteriores. Una de las maneras de visualizar la activación del área es la inversión pública ejecutada y programada en el período 2002 – 2011, la cual es cercana a los $15.000 millones a lo cual se pueden adicionar los $180.000 millones en proyectos emblemáticos. Si bien algunas de las inversiones no fueron gestionadas directamente por el equipo responsable, es plausible afirmar que se aportó en la generación de condiciones para que éstas se hicieran realidad.

También se deben destacar los cambios normativos en terrenos ferroviarios y la actualización de planes reguladores de las comunas centrales que han viabilizado el desarrollo y la integración de la trama urbana. Lo propio ocurre con vialidades pensadas para mejorar la accesibilidad, como la Conexión Arica – 5 de Abril, la Costanera Sur en conexión con Balmaceda y la nueva Centenario que le dará una fachada sur a la comuna central. Un elemento de impacto mayor será la nueva línea 6 del metro que recorrerá el área sur con seis nuevas estaciones a partir de 2016.

Entre los proyectos de espacio público sobresalen el Parque Inundable de la Aguada, el Parque Fluvial Renato Poblete, la remodelación de la Quinta Normal y la recuperación de la Villa Portales. Por otro lado, la vertiginosa transformación de la Estación Central ha consolidando su condición de subcentro, lo cual se observa en menor escala en La Chimba y en Franklin. Por su parte, el Barrio Matucana se ha transformado en cluster cultural junto al Barrio Yungay-Brasil, reuniendo al Centro Cultural Matucana 100, la Biblioteca Metropolitana, el Museo de la Memoria, la Estación Quinta Normal, el MAC, el Artequín y la USACH.

El Centro de Justicia y la reconvertida industria Machasa son señales de la mutación del Barrio Yarur-Maestranza, que aún puede explotar la propia maestranza y el rico patrimonio industrial y residencial del área. Por su parte, el Centro Cultural Gabriela Mistral GAM viene a culminar la evolución del Barrio Lastarria como centro gastronómico, comercial, cultural y residencial, situación comparable a lo ocurrido en los barrios Italia y Bellavista.

En perspectiva de la capitalización de estos avances y en la regeneración sustentable de los barrios será clave la apertura y consolidación de mercados residenciales, culturales y  comerciales que los valoricen y deriven en demandas más permanentes. En este sentido, el aumento de la oferta de viviendas y de permisos de edificación en las comunas del Anillo en la última década, da cuenta de ampliación de nuevas áreas de desarrollo inmobiliario.

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Gráfico 1: Oferta de viviendas en Gran Santiago en montos ofertados en miles de UF (1995 – 2011). Fuente: Elaboración propia en base a MINVU – Observatorio Habitacional – Collect.

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Gráfico 2: Permisos de edificación en unidades (2002 – 2010). Fuente: Elaboración propia en base a MINVU – Observatorio Habitacional.

 

Evolución sustentable y desafíos locales y metropolitanos

Ante la aseveración de Gustavo Munizaga, de que el plan AIS “implica la posibilidad de establecer un orden mayor, solucionando ordenadamente temas estratégicos”[5], cabe preguntarse cuánto se ha logrado en este sentido y cuáles serían los principales aprendizajes hasta el momento. Asumiendo que fue relevante la potente instalación y los recursos destinados, la valorización y promoción de una visión de desarrollo por sobre la definición de un proyecto con todas sus partes diseñadas es replicable en amplias circunstancias. En síntesis, el plan presentado como proyecto, el plan que no tuvo continuidad como tal, el modelo de gestión que operó solo inicialmente, son todas señales de algo más complejo y menos manejable centralizadamente.

Recientemente los barrios de La Vega y Patronato (La Chimba) han sido objeto de estudios y propuestas urbanas en busca de capitalizar sus atributos y darles una mayor proyección, donde la remodelación de la Pérgola de las Flores y la Feria Tirso de Molina, hoy Mercado de Abastos son las principales postales. Para barrios como estos será clave encontrar la manera de tomar ventaja de su localización, pero al mismo tiempo, manejar inteligentemente la presión inmobiliaria, con planificación y nuevas tipologías. La riqueza y diversidad de los barrios y su gente serán los mayores activos a ser considerados por futuros planes y modelos de gestión –efectivamente integradores y participativos-.

El correr de los años ha venido a confirmar el poder de estos atributos locales y de los modos para fortalecer y proveer los medios para que se potencien entre ellos. Asimismo, tal como se exploraron nuevos mecanismos de gestión y financiamiento[6], hoy urge que los distintos instrumentos de planificación locales y regionales (Estrategia de Desarrollo Regional, Plan Regional de Ordenamiento Territorial y Plan Regulador Metropolitano) sean capaces de articularse y viabilizar el desarrollo de las áreas centrales. Por otra parte, el país desarrollado que se espera construir debe contar con instrumentos de planificación y gestión urbana más sofisticados para responder a este tipo de demandas[7]. La regeneración urbana no se contrapone a la expansión urbana, pero no tener políticas públicas que la aborden es injustificable en estos momentos.

¿Cómo proseguir con el desarrollo de estas áreas?, un camino es reconociendo el potencial que entrega la sumatoria de estos espacios singulares, sumando fuerzas y oportunidades. El plan de Londres para las Olimpiadas 2012 en Lea Valley vino a capitalizar lo que la ciudad había estado preparando durante años. Para Santiago, para la Maestranza San Eugenio y la Ciudad Parque Bicentenario, por ejemplo, los Juegos Panamericanos 2019 están a la vuelta de la esquina.

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Ilustración 2: Vista de la ex Estación San Diego en Octubre 1996. Fuente: Fotografía del autor.

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Ilustración 3: Vista de faja vía el ferrocarril y futura Av. Centenario en Octubre 1996. Fuente: Fotografía del autor.

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Ilustración 4: Plaza en Conexión Arica – 5 de Abril en Av. Blanco Encalada en Enero 2012. Fuente: Fotografía del autor.

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Ilustración 5: Nuevos espacios públicos en Barrio Industrial ex Estación Yungay en Quinta Normal en Enero 2012. Fuente: Fotografía del autor.

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Ilustración 6: Museo de la Memoria en Barrio Matucana en Enero 2012. Fuente: Fotografía del autor.

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Ilustración 7: Centro Cultural Gabriela Mistral GAM en Barrio Lastarria en Enero 2012. Fuente: Fotografía del autor.

 


[1] MORIS, Roberto & REYES, Marcelo. “Recuperación de grandes vacíos interiores urbanos: pericentro ex-estación San Diego de Santiago”. Tesis, Escuela de Arquitectura. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, 1999.

[2] PALMA, Ángela. “Actores sociales y gestión de la ciudad. Caso Anillo Interior de Santiago como proyecto público de iniciativa académica”. Curso Tópicos Avanzados, Magíster MDU. Entrevista a José Rosas. Estudios Urbanos UC. Santiago, 2008.

[3] PALMA, Ángela. “Actores sociales y gestión de la ciudad. Caso Anillo Interior de Santiago como proyecto público de iniciativa académica”. Curso Tópicos Avanzados, Magíster MDU. Entrevista a Ricardo Lagos. Estudios Urbanos UC. Santiago, 2008.

[4] DEOB Obras Bicentenario. “Anillo Interior de Santiago, Un desafío de Gestión Urbana Estratégica”. MINVU, Santiago, 2003.

[5] PALMA, Ángela. “Actores sociales y gestión de la ciudad. Caso Anillo Interior de Santiago como proyecto público de iniciativa académica”. Curso Tópicos Avanzados, Magíster MDU. Entrevista a Gustavo Munizaga. Estudios Urbanos UC. Santiago, 2008.

[6] CIS-CEC-GA. “Repoblamiento e Intensificación del Uso del Suelo en el Anillo Interior de Santiago. Plan de Acción del Área asociada al Zanjón de la Aguada”. Informe 1 MINVU – MTT – MOP. Estudio GEF – Banco Mundial. Santiago, 2005.

[7] MORIS, Roberto. “Las tuyas, las mías y las nuestras. Ideas para gestión urbana integrada sustentable”. Revista CA N° 141, Agosto – Septiembre 2009. Colegio de Arquitectos de Chile. Santiago, 2009.

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This entry was posted on 2013/05/05 by in Ciudades, planificacion, Proyectos and tagged .